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Fundación CARF

10 mayo, 24

Tomás Licheri Seminarista Fundación CARF

Tomás Licheri, vocación de sacerdote

Tomás Licheri Bondesio nos cuenta como vive su vocación un joven seminarista religioso de los Siervos del Hogar de la Madre. Actualmente se encuentra en Roma estudiando el primer ciclo de Filosofía en la PUSC (Pontificia Universidad de la Santa Cruz) gracias a la ayuda de la Fundación CARF.

Nace en Argentina en 2001, en una familia católica que lo ayudó a vivir la fe desde pequeño: rezar el rosario, ir a Misa los domingos, frecuentar clubes juveniles católicos, hizo que Tomás viviera la fe de cerca. Es el mayor de siete hermanos y el único varón. A los 16 años se mudó a Estados Unidos junto a su familia. Nos cuenta su vocación para llegar a ser sacerdote.

La mudanza a Estados Unidos

A sus 16 años y por el trabajo de su padre, se mudó a Estados Unidos, a un pueblecito en el sur de Florida que se llama Ave María (Ave), fundado por el filántropo católico Tom Monaghan, fundador de Domino's Pizza y de Ave María University (AMU), una universidad católica y privada. «Es la que elegí para estudiar, porque se acercaba a lo que quería, un ambiente católico, estar cerca de mi familia y un coste mínimo». Nos cuenta Tomás.

El lugar era idóneo para seguir creciendo en la fe, ya que contaba con Misa y Confesión diaria, capilla para la adoración, un ambiente de estudiantes que rezan juntos el rosario, actividades de formación como charlas o praise and worship (Adoración Eucarística con canciones).

También contaba con actividades recreativas, torneos de diferentes deportes, concurso de talentos, obras de teatro, todo lo que puedas encontrar en un campus universitario. En todas estas actividades siempre se empezaba y terminaba con una oración y un Ave María. No faltaban las oportunidades para vivir la fe en AMU. «El primer año no las aproveché tanto, pero los años siguientes sí».

Tomas Licheri en busca de una vocación

Cómo encontré mi vocación de sacerdote

De niño tenía ganas de ser sacerdote. Tomás nos cuenta que siendo niño el médico le dijo que debía comer más para ganar altura para que sus hijos llegarán a ser más altos que él, a lo que le respondió que no se preocupara, que iba a ser sacerdote. 

Con el paso del tiempo esa idea se fue borrando de su mente. En el segundo año de universidad se enamoró de una chica con la que tuvo una relación de casi dos años. Ella se fue a estudiar a otro estado lo que hizo que la relación se distanciara. «Cuando decidimos dejarlo, yo empecé a preguntarme si está relación que iba relativamente bien, y terminó porque ella no era la indicada, o si lo era, porque el Señor me estaba pidiendo otra cosa», cuenta Tomás Licheri.

Desde ese momento empezó a rezar por su vocación sacerdotal. Nunca buscó pasar tiempo viviendo con sacerdotes, o grupos misioneros, o comunidades religiosas. No buscaba una novia o conocer más chicas. Se sentía en el medio y no quería inclinarse a un lado u a otro. Así estuvo casi dos años, hasta el último semestre en la universidad.

Un consejo de su madre

Su madre, que lo conoce bien, le propuso ir a visitar al capellán de la universidad. Tomás lo conocía bien, ya que lo ayudaba como monaguillo todas las semanas. Siguiendo el consejo de su madre, acudió a verlo y éste le sugirió pasar el verano con un grupo misionero o una comunidad religiosa.

Fue entonces cuando llamó a un sacerdote amigo de la comunidad Hogar de la Madre (el Hogar), organización que conocía desde 2018 gracias a una amiga de clase. Aquel año, Tomás se apuntó junto a su compañera a un campamento de verano como monitor, conociendo así en profundidad esta comunidad religiosa.

Siguiendo la invitación del capellán, el verano de 2023, vino a España para discernir su vocación para ser sacerdote. Estuvo dos meses con la comunidad religiosa del Hogar de la Madre. El estilo de vida es muy intenso, siguiendo la regla benedictina ora et labora. Hay Misa, Adoración Eucarística, rosario, lectura espiritual, tiempo en silencio desde la cena hasta el desayuno para fomentar la meditación, y también trabajo al aire libre, en la huerta, con los animales y otros trabajos. Allí contó con una dirección espiritual que le ayudó a discernir, junto a otros hermanos.

Vocación de sacerdote sí, pero… ¿dónde? ¿Y con quién?

Al cabo de un mes, vio con claridad que el Señor lo llamaba a ser sacerdote. Pero ¿dónde, con quién? Se preguntaba Tomás. 

En un campamento para chicos de entre 9 y 16 años, al que acudió como monitor, tuvo un momento muy especial. Una noche, durante una Adoración Eucarística, una procesión le tocó el alma y le dio la luz que buscaba.

Durante los días siguientes del campamento, meditaba en lo que el Señor le estaba diciendo. Cuando terminó el campamento, asistió a unas charlas con los hermanos religiosos y otros chicos que estaban discerniendo también.  

Entonces, salió el tema de cómo discernir la voluntad de Dios en los momentos más cotidianos de la vida. Durante una charla, un hermano puso un ejemplo de la cotidianidad de cualquier padre de familia y su diálogo con el Señor. «Un padre, antes de cenar, tenía mucho trabajo, pero su hija de seis años le dijo si jugaba al ajedrez con ella. El padre se tomó un minuto y le preguntó al Señor qué le daba más paz: seguir trabajando o jugar al ajedrez con su hija. Estar con su hija le llenaba de paz y fue entonces cuando se dio cuenta de que el Señor quería que jugase con su hija».

Este ejemplo ayudó mucho a Tomás Licheri. Después de Misa, decidió preguntar al Señor qué es lo que le daba más paz y vio con bastante claridad que el Señor le pedía estar en el Hogar. Y así, entró en la comunidad. 

Y ahora, vocación viajera en Roma

Tomás está estudiando el primer año de Filosofía en la Santa Croce. Gracias a la ayuda de Fundación CARF está oportunidad se ha hecho posible y nos da las gracias por toda la generosidad de todos los benefactores. Mira el vídeo de su testimonio.


Gerardo Ferrara
Licenciado en Historia y en Ciencias Políticas, especializado en Oriente Medio.
Responsable de alumnado en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma.

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