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27 mayo, 24

Fabio Galdino párroco y exorcista

Fabio Galdino, párroco y exorcista de Brasil

Don Fabio Galdino, párroco y exorcista de Brasil: «Un sacerdote es como la ‘casa de Betania’, donde aprendemos a ser amigos, contemplativos y servidores. Una triada de estos elementos es de suma importancia, de hecho, es una receta que siempre ha servido para la misión de la vida de la Iglesia».

Don Fabio Galdino tiene el privilegio de ser el párroco de la iglesia en la que fue bautizado, en la que recibió su Primera Comunión y también donde fue confirmado. Una continuidad sacramental que gracias al orden sacerdotal le permite ahora celebrar la Santa Misa para las personas y vecinos que le vieron crecer y a las cuales ahora pastorea.

Este sacerdote pertenece a la archidiócesis de Paraíba, situada en la costa atlántica y en el extremo más oriental de Brasil. Esta sede episcopal alberga a más de un millón de católicos y cuenta con más de 150 sacerdotes, entre los que se encuentra el padre Galdino, que además ha recibido el importante encargo de su arzobispo de ser el exorcista diocesano. Una tarea, la de la lucha contra el poder de Satanás, que le sitúa en la vanguardia de la Iglesia Católica en su tierra.

En una entrevista con la Fundación CARF, el párroco habla de los grandes desafíos a los que se enfrentan hoy los sacerdotes, y que, en su opinión, el mayor de ellos es ser conscientes de la importancia de «no caer en el activismo y la vanidad personal».

La receta que siempre funciona

«Un sacerdote es como la ‘casa de Betania’. En compañía de Lázaro, Marta y María aprendemos a ser amigos, contemplativos y servidores. Una tríada de estos elementos es de suma importancia, de hecho, es una receta que siempre ha servido para la misión de la vida de la Iglesia», asegura.

fabio galdino amigos

Por otro lado, el padre Galdino destaca la importancia de la formación del sacerdote, que debe empezar siempre, a su juicio, en una sincera amistad con Jesús. De este modo, considera que «a partir de ahí si hay amistad, también hay docilidad. Y el camino que comienza en la intimidad con Jesús pasa por otras etapas muy importantes para la misión, como es la vida espiritual».

«Es de suma importancia tener un director espiritual, dedicarse al estudio y a la formación, y tener experiencia profunda de una vida sacramental frecuente. Estaré eternamente agradecido a quien me proporcionó estas etapas y su experiencia de vida, para que al recibir toda esta preparación yo después pudiera ofrecérsela a tantos hombres y mujeres», destaca el sacerdote brasileño.

La ayuda que recibió en Roma para ser párroco

En buena medida esta experiencia la fue atesorando en su doble paso por Roma gracias a las ayudas que recibió de la Fundación CARF. Cuando estaba en el seminario su arzobispo le envió al Seminario Internacional Sedes Sapientiae para estudiar en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz entre los años 2006 y 2009. Precisamente fue ordenado diácono en Roma. «Quiero agradecer a todos los bienhechores que generosamente nos brindaron esta ayuda, y que con ella también acabarían brindando felicidad a tantas personas, que al regreso a nuestros países, agradecen todo lo que les transmitimos, especialmente lo que tuvimos la oportunidad de aprender en esta estancia en Roma», recalca.

Tras ordenarse sacerdote en Brasil, durante seis años estuvo al frente de una comunidad parroquial de su archidiócesis, hasta que su obispo le envió nuevamente a Roma, en este caso al Colegio Sacerdotal Altomonte, para que pudiera estudiar Teología Dogmática en la misma universidad a la que asistió años atrás.

A su vuelta a Brasil pasó a ser profesor del seminario. Actualmente, además de ejercer como párroco y exorcista, es vicario episcopal y coordinador de la catequesis de todo el territorio diocesano. «Agradezco hoy más todavía todas las oportunidades que Dios en su providencia me concedió en vista a las misiones que debía emprender como sacerdote», afirma emocionado.

Muchos son los momentos buenos que ha experimentado en sus años como sacerdote. Un día que nunca podrá olvidar es el de su ordenación o cuando logró el título de Teología. Sin embargo, apostilla que «el mejor momento es el resultado de una gratuidad diaria de darme cuenta de que Dios usó la vasija de barro que soy yo, para depositar su tesoro. Sentir que Dios nos llama y que los signos de su Palabra operan en nosotros día y noche es verdaderamente algo por lo que estar siempre agradecido».

Pero no todo ha sido un camino de rosas en su ministerio, pues afirma que son especialmente dolorosas «las heridas en el cuerpo de la Iglesia que tanto amamos: situaciones difíciles, escándalos, fisuras y divisiones que siempre entristecen y a veces nos dejan desilusionados como a los discípulos de Emaús».

Una vida de fe desde la infancia

Don Fabio Galdino nació en João Pessoa, capital del estado de Paraíba, en una familia católica en la que también recibió una educación militar, debido al servicio que su padre realizaba en el ejército nacional de su país, características que han marcado la vida de este sacerdote.

«Desde muy temprana edad tuve una gran implicación pastoral en mi comunidad parroquial, en la que participé activamente», señala el ahora sacerdote, cuya vocación se fue fraguando precisamente entre los muros en los que hoy ejerce su ministerio.

fabio galdino orando

«Creo que el compromiso parroquial, la evangelización y la necesidad de pastores según el corazón de Jesús fueron uno de los principales motivadores para responder a las preocupaciones de Dios en mi vida», explica don Fabio Galdino sobre esta llamada al sacerdocio.

Pero además, afirma que en su vida «no faltaron santos sacerdotes que hicieran referencia a este deseo. También tuve muchos modelos de santos y cristianos piadosos que fueron grandes directores espirituales en mi camino, aunque la principal ayuda fue la vida de oración y amistad con Jesús. Puedo decir que esta fue la respuesta y el punto clave para mi vocación».


Gerardo Ferrara
Licenciado en Historia y en Ciencias Políticas, especializado en Oriente Medio.
Responsable de alumnado en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma.

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