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5 Juli, 25

Samuel, seorang seminaris muda asal Selandia Baru, tersenyum di sebuah teras di Roma, mengenakan jubah dan kerah.

Samuel Pitcaithly, un seminarista neozelandés en Roma

Del país de "El Señor de los Anillos" a Roma. Este joven neozelandés de 29 años se encuentra en Roma estudiando en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz gracias a una ayuda de la Fundación CARF.

Samuel Pitcaithly se suma a la lista de estudiantes de Nueva Zelanda que se han formado en los 40 años que tiene la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma. Con este seminarista, ya son 9 los chicos que se han formado allí.

Samuel, joven neozelandés, posa en la cima de una montaña rodeado de naturaleza, con sudadera y gafas de sol.
Antes de responder a la llamada, Samuel disfrutaba de la belleza natural de su tierra, Nueva Zelanda.

Nueva Zelanda, más conocida por ser la Tierra Media de Tolkien y ser un país muy secularizado

Nueva Zelanda – un país conocido por la filmación del libro escirto por J. R. R. Tolkien, El Señor de los Anillos, y llevada al cine por el director Peter Jackson, un país conocido por su haka, la danza ceremonial tradicional del pueblo maorí, los indígenas del país, que hoy en día es muy famosa gracias al equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks– que por su religiosidad.

De hecho, la de Nueva Zelanda es una sociedad secularizada: una parte significativa de la población se declara sin afiliación religiosa, y Samuel es el único estudiante de su país en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.

familia samuel

La historia de Samuel, quien nació en Christchurch, Nueva Zelanda, el 22 de noviembre de 1995 y que hoy está cursando el bienio filosófico en la Universitas Kepausan Salib Suci gracias a una ayuda de la Fundación CARF, es precisamente la historia de muchos jóvenes de su país, crecidos a veces alejados de la fe, pero incluso en la vida más “alejada” puede encenderse una chispa que poco a poco se convierte en fuego. De hecho, hoy este joven estudiante es un seminarista religioso perteneciente a la comunidad española Pelayan Rumah Tangga Ibu y nos cuenta su historia iluminada por la llamada vocacional a ser sacerdote.

Samuel, seminarista neozelandés, sonríe junto a su padre y sus dos hermanos, todos vestidos de manera formal.
Samuel junto a su padre y hermanos en Nueva Zelanda, el lugar donde comenzó su camino vocacional.

Una fe heredada, pero aún adormecida

«Me llamo Samuel Pitcaithly y vengo de Nueva Zelanda, el país de The Lord of the Rings. Crecí en una familia católica, pero como sucede con muchos jóvenes hoy en día, la fe no era más que un aspecto más de mi vida, sin mucha importancia. Por la gracia de Dios, en nuestra parroquia había un grupo de jóvenes al que asistía principalmente para divertirme con mis amigos. Recibíamos buena formación, y encontré compañeros valiosos que me ayudaron muchísimo», nos cuenta Samuel.

Una confesión que le cambió la vida

A los 17 años, durante un campamento para jóvenes líderes católicos, Samuel vivió una experiencia muy fuerte con Dios. En la última noche hubo una liturgia de reconciliación. Les dieron un bolígrafo y un papel, y les pidieron que escribieran todos sus pecados antes de confesase.

«Al principio escribí lo de siempre: discusiones, quejas... pero pronto el Señor comenzó a recordarme cosas que había olvidado, escondido o minimizado. Llené el papel entero y me sorprendió la cantidad. Al confesarme, al recibir la absolución, sentí que un peso enorme caía de mis hombros y experimenté con fuerza el amor de Jesús. Comprendí de verdad que había muerto por mí. Y sentí que tenía que hacer algo por Él en respuesta».

La búsqueda del sentido

Desde entonces, comenzó a rezar e ir a Misa por iniciativa propia. Ayudaba con el grupo de jóvenes y seguía formándode, mientras estudiaba ingeniería en la universidad. Sin embargo, ese fuego inicial se fue apagando con el tiempo. En su último año decidió participar en un retiro. Allí, en adoración ante el Santísimo, le preguntó a Jesús qué debía hacer con su vida. Mientras todos sus amigos buscaban trabajo, Samuel sentía un vacío.

«Le pedí a Jesús que me ayudara a encontrar un trabajo. Y entonces, en el corazón, sentí su voz clara: “Quiero que me des dos años”. Me sorprendió. No esperaba eso. Pero sentí la misma paz profunda que había sentido años antes. En aquella confesión supe que Jesús me estaba guiando», relata con emoción.

grupo de jovenes

Un camino providencial: NET y Nightfever

Algunos amigos le habían hablado de NET (National Evangelisation Teams), un grupo de misioneros que trabajan con jóvenes en varios países. A Samuel le parecía perfecto: podía servir al Señor, trabajar con jóvenes y conocer el mundo. Se inscribió y le enviaron a una parroquia en Dublín, Irlanda.

«Allí organizábamos grupos juveniles, catequesis, preparación para la Confirmación y colaborábamos en eventos como Nightfever, en el centro de Dublín: exposición del Santísimo, música de alabanza, velas, y voluntarios que invitaban a los transeúntes a entrar y pasar un momento con Jesús. Muchos, incluso alejados de la fe, tenían allí experiencias muy fuertes», nos cuenta.

Samuel de adolescente, sonrie junto a tres amigos un coche durante el NET en Irlanda.
Samuel, junto a tres amigos durante su etapa en Irlanda como NET.

El encuentro con los Siervos del Hogar de la Madre

«Durante una de esas noches de Nightfever, vi a un sacerdote joven con sotana, haciendo malabares con fuego rodeado de jóvenes alegres. Eran los Siervos del Hogar de la Madre. Me impresionaron su alegría, su juventud, su pasión por la fe». Se acercó a conocerlos y se enamoró de sus tres misiones:

  1. Defensa de la Eucaristía;
  2. Defensa del honor de Nuestra Madre, especialmente su Virginidad;
  3. Conquista de los jóvenes para Jesucristo.

Al final de esa noche le dijo a un compañero: «Si Dios me llama al sacerdocio, será con ellos».

La llamada al sacerdocio se confirma

Ese mismo año fue a una peregrinación con ellos a España. Al estar en la capilla de la Casa Madre sitió que estaba en casa. Un año después, en 2020, ingresó en la comunidad.

«Hoy, al mirar atrás, veo con claridad cómo Dios me ha guiado paso a paso. Hoy acabo de terminar mi primer año de estudios para el sacerdocio en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Es una bendición poder formarme en el corazón de la Iglesia, rodeado de seminaristas y profesores de todo el mundo, todos buscando la santidad» relata.

Terima kasih kepada para donatur Yayasan CARF.

Samuel quiere agradecer a los benefactores de la Fundación CARF, sus oraciones y su apoyo: «Agradezco profundamente todo lo que hacen para que este camino, mío y de tantos compañeros seminaristas y sacerdotes de todo el mundo, sea posible. Les tengo muy presentes en mis oraciones y, si Dios quiere, un día podré ofrecer la Santa Misa por ustedes y sus intenciones. ¡Que Dios y Nuestra Santísima Madre los bendigan abundantemente!».

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