San Pío de Pietrelcina, conocido como el Padre Pío, fue un fraile capuchino que marcó la historia de la Iglesia con su vida de oración, sufrimiento y entrega a Cristo. Estigmatizado durante 50 años, dedicó su ministerio a la confesión, la Eucaristía y la atención a los enfermos. Su mensaje sencillo —“Reza, espera y no te preocupes”— sigue siendo hoy una llamada a confiar plenamente en Dios. Para sacerdotes y seminaristas, su vida es ejemplo de fidelidad al Evangelio y de amor a la Iglesia. En la Fundación CARF encontramos en él un modelo luminoso para quienes se preparan al sacerdocio.
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